martes, 3 de diciembre de 2013

ULTRA TRAIL SIERRA NORTE 2013


Este pasado sábado, último día del mes de noviembre de 2013, se ha celebrado la primera edición de la Ultra Trail Sierra Norte, sobre una distancia de 111 kilómetros, que discurría entre las localidades de Castilblanco de los Arroyos, Almadén de la Plata y El Ronquillo.
            Nos planteó muchas dudas el inscribirnos para la prueba, no ya sólo por la distancia, sino por la falta de entrenamiento, pero al final tres valientes adoquineros, Pedro Rincón Enríquez, José Manuel Valdera Acuña (Pepe Botica), y quien firma esta entrada, en unión de Manuel Carrasco Leal (para los que no lo conozcan por su nombre es el hijo de Chaqueta, el que estuvo con el bar de la Peña Bética), al final dimos el paso adelante.
El jueves día 28 tuvimos una reunión para ultimar los preparativos, que si bastones desde el principio, malla larga o corta, mochila sí o mochila no, que si llevamos todos los coches o uno sólo, etc, y como siempre acabamos decidiendo que cada uno fuera como más cómodo se sintiera, y en cuanto a la estrategia de carrera lo fundamental era llegar a Almadén de la Plata, kilómetro 60, antes de que se hiciera de noche, e intentar ir juntos el mayor tiempo posible para poder animarnos y apoyarnos unos a otros.
 A las 7:45 salimos de Gerena dirección a Castilblanco de los Arroyos, donde teníamos que recoger los dorsales, bolsa del corredor y pasaporte de control, así como dejar la mochila con la ropa que utilizaríamos de noche para que la organización la llevase a Almadén de la Plata.
Una vez en la salida, las fotos para el recuerdo, saludos a todos los amigos (Pretorianos y tropas auxiliares, susmurais, etc, etc), desearnos suerte los unos a los otros, y a esperar que dieran la salida.



A las 10:03 por fin nos pusimos en marcha dirección a la Ermita de San Benito, donde estaba el primer avituallamiento, sobre el kilómetro 12 aproximadamente. Antes de llegar, sobre el kilómetro 10, nos cruzamos con la cabeza de carrera, y cual no fue nuestra sorpresa cuando vimos que nuestro paisano Manuel Carrasco (el hijo del Chaqueta) ¡¡¡¡iba cuarto!!!, cuando ni siquiera había entrenado seguido más de 30 kilómetros, y con la pinta que llevaba (camiseta manga corta de algodón y bermudas de playa). Le preguntamos que como estaba y no fue capaz de hablarnos de lo crispada que tenía la cara, tan sólo nos hizo señas con la mano de que así, así, es decir, regular. Después nos enteramos que aguantó hasta el km. 27 con los primeros y posteriormente sufrió lo que no está escrito, pero vamos así se aprende que hasta el rabo todo es toro.


Los tres adoquineros seguimos a nuestro ritmo, tranquilo pero sin pausa, haciendo kilómetros y charlando con los amigos que nos encontrábamos por el camino (Havié Rosales, Antonio Mayoral, Israel, Jesús Perdiguero, La Veterana, Paco Contreras, etc, etc), y con Pedro Rincón haciéndole fotos a todo lo que se movía, que si a Superpaco, que si a la Cruz de yonosequé, que si al pantano de melonares, que si al avituallamiento del kilómetro… vamos que si nos hubiésemos parado cada vez que lo decía no llegamos a Almadén antes de las 12 de la noche.


Cuando nos quisimos dar cuenta llegamos al segundo avituallamiento, kilómetro 19, y sin parar mucho nos encaminamos dirección a Almadén de la Plata después de una larga bajada de casi cinco kilómetros de asfalto que se nos hizo larguísima, ya que en el libro de ruta indicaba el tercer avituallamiento en el km. 25 y al final estaba cerca del 28, aunque la espera mereció la pena, ya que allí había botellines de la cruz fresquitos, y eso no tiene precio (aunque anteriormente ya nos habían surtido en un avituallamiento la familia de la Veterana de dos latas frías como el mármol, vamos que hasta Pedro Rincón, abstemio convencido, pegó un par de buches).


Entre el kilómetro 28 y el 41 (siguiente avituallamiento) volvimos a coincidir con algunos Pretorianos, Havié Rosales, Jesús Perdiguero, Paco Contreras, Segundo Ramos y otros cuyos nombres no recuerdo, lo cual hizo que el camino se hiciese más corto y ameno.


Aunque cada vez corríamos menos y nos poníamos metas más cortas (que si hasta aquella curva o hasta aquella encina), a partir del kilómetro 41 nuestro compañero José Manuel Valdera (Pepe Botica) no podía seguir nuestro ritmo y decidió quedarse con Jesús Perdiguero, mientras Pedro Rincón y el menda, en unión de Segundo Ramos, Antonio Acebal, José Manuel (de Punta Umbría), Paco Contreras, y algún otro seguimos dirección al avituallamiento del kilómetro 50.
Al llegar al kilómetro 41 nos llevamos un chasco ya que se había agotado el agua y lo que es peor, las cervezas estaban calientes, disculpas varias de los voluntarios, que si no tenían cobertura, que si esto, que si lo otro, que si vendría un coche rápidamente a reponerla, etc, y efectivamente apareció el coche con el agua, pero sin cervezas frías (que fallo Diego, jajaja), y asunto arreglado dirección a Almadén.

Como dije al principio, nuestro objetivo era llegar a Almadén de la Plata de día ya que en la mochila habíamos dejado toda la ropa de abrigo y lo más importante, el frontal para ver de noche, y como si estuviera programado, a eso de las 18:30 de la tarde ya estábamos allí. 


Parecía mentira, ya habíamos hecho más de la mitad de la prueba y todavía teníamos ganas de comer, de beber, y casi de correr. Entrada en el pabellón, comida a base de bocadillos de chacina (me cargué tres montaditos y dos botellines en un santiamén), cambio rápido de ropa y zapatos antes de que nos enfriáramos (ya hacía un frío del carajo, con perdón), y dispuestos a salir para la segunda parte de la prueba y, según decían, la más dura.
Llevaríamos más de 30 minutos en Almadén y ya nos íbamos Pedro Rincón y Yo, cuando llegó Pepe Botica, quien nos indicó que su acompañante había abandonado, le preguntamos si les esperábamos o seguíamos, nos dijo que prefería que le esperáramos, y así mientras comió y se cambió de ropa transcurrieron otros 30 o 40 minutos que, a mi personalmente, me vinieron fatal. Tuve calambres y temblores, no sé si del frío o de la ansiedad, así que no me quedó más remedio que cargarme otro botellín para volver a entrar en calor, jejeje.

Una vez cambiado y reabastecido José Manuel Valdera, salimos dirección al siguiente avituallamiento, km, 71, no sin indicar que casi nos equivocamos de camino por culpa de unos niñatos que habían quitado las balizas y le indicaban a los corredores que eran por otro sitio. Eso para que veamos que hay tontos en todos sitios, incluso en Almadén.
Este tramo fue el más duro de la prueba, primero porque había que subir hasta el mirador de El Calvario, y segundo porque la bajada, con piedras sueltas, era bastante peligrosa y resbalamos un montón de veces, por suerte no pasó nada y a buen ritmo (Pepe Botica había recuperado estupendamente), aunque ya sólo andando, nos presentamos en el km. 71, donde había unos cuantos corredores que habían abandonado y estaban esperando que los recogieran. Como eso se pega salimos de allí pitando dirección a El Ronquillo, primero bajando un sendero que nos llevó hasta la ribera del río Cala, la cual tuvimos que cruzar un par de veces, y luego tomando un par de caminos que nos llevó a las calles de El Ronquillo, a eso de la 1 de la madrugada..
En este pueblo nos llevamos el segundo chasco del día, porque vamos, que no haya un bar abierto un sábado a la 1 de la noche…, con las ganas que tenía Pepe Botica de un café y el narrador de una fresquita… En fin que nos conformamos los tres con la casera cola, las barritas energéticas y las gomitas del avituallamiento y para adelante como la gente de Alicante. Antes de irnos de este punto coincidimos con José Luís Pérez, alma mater de los Pretorianos, a quien acompañaba César, el Maki, con quien nos habíamos cruzado al salir de Almadén (Kiyo que vas contramano) y otro pretoriano más cuyo nombre no recuerdo. Saludos y en Sanlúcar nos vemos.
A partir de aquí, posiblemente por la falta de café, nuestro amigo Pepe Valdera sufrió lo suyo, y estos últimos 27 kilómetros se le hicieron eternos, casi 6 horas echamos, y eso que íbamos cuesta abajo, jajaja.
Lo mejor de esta última parte la candelita que habían hecho en el km. 97, donde nos surtieron con filetes “empinados” (que buenos estaban) y botellines fresquitos, vamos que un poco más y nos quedamos allí hasta la romería de Castilblanco, jajaja.
El resto hasta meta fue un continuo “vamos Pepe que ya estamos ahí, que esto no es ná, alarga el paso”, y Pepe que ni nos contestaba, sólo veía animales cruzar el camino y de vez en cuando daba cabezadas de sueño. Esto nos preocupó bastante, por lo que escoltándolo hasta meta, como si fuera un paso de semana santa, Pedro a un lado y el menda a otro, subimos la cuesta de la presa y llegamos a Castilblanco después de las 6:30 de la mañana, donde no se veía un alma.
Al final reto conseguido, abrazos de felicitación, y deseando que llegue la próxima.
CONCLUSIONES:
1.- A nivel personal muy contento, fui muy cómodo todo el recorrido, sin ampollas ni rozaduras, tan sólo el tobillo hinchado, y con el convencimiento de que si la carrera hubiese tenido 20 kilómetros más la hubiera terminado sin problemas.
2.- Pedro Rincón de sobresaliente. Fue todo el camino sobrado, y había que pararlo en las cuestas arribas. Buen compañero de viaje. Lo peor que bebe poco y que le gusta mucho echar fotos.
3.- José Manuel Valdera Acuña me sorprendió por lo bien amueblada que tiene la cabeza. Apenas había entrenado, e incluso antes de que se apuntara le dije dos o tres veces que se lo pensara. Es más, incluso había comentado con Pedro Rincón y con nuestro compañero Fernando Rubio que me parecía una locura hacer la prueba con tan exiguo entrenamiento, pero ahí me demostró que los tiene bien puestos, y que sabe sufrir, y es esto último lo que te hace llegar a meta en estas carreras de ultrafondo.
4.- Mención especial merece nuestro paisano Manuel Carrasco. Lo máximo que había corrido en su vida fue un entrenamiento que hizo con nosotros dos semanas antes de la prueba de 30 kms, y viendo como salió lo extraño fue que llegara. Eso sí, su estado en meta era lamentable, pero la cara de felicidad de haber terminado y el estar con los primeros durante los primeros kilómetros no se la quitaba nadie.
Para terminar felicitaciones a la organización, voluntarios y a todos los que lo intentaron, llegaran o no, porque como alguien dijo “si no lo intentas no sabes si eres capaz de conseguirlo”.
PD1. Ya han anunciado que el año que viene la prueba será el día 29 de Noviembre, y además han puesto la salida una hora antes para aprovechar la luz del sol. No lo comentéis por ahí para ya estoy preinscrito.
PD2. Para José  Manuel Valdera y Manuel Carrasco.- Las ampollas se quitan y el dolor se olvida, pero la gloria es para siempre (o algo así ponía en el cartel).
Un abrazo fuerte para todos.

RAFAEL.


4 comentarios:

  1. Buenisima Rafael, la clave en este negocio es la cabeza y que no tengas ampollas... y haya botellines... nos vemos en el camión de la cruzcampo de la meta...

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  2. Felicidades al personal del adoquin por terminar este reto.
    El vamos Pepe me ha hecho recordar episodios vividos en tierras rondeñas. Esos últimos kms con la ansiedad y el agotamiento.....
    Esos momentos quedan para uno y no se olvidan

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  3. Gracias David, el año que viene te queremos ver ahí.

    RAFAEL.

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